Presentimiento y amor

El amor es un acto de perdón interminable, una mirada tierna que se convierte en hábito (Peter Ustinov)

Reportaje

Alejandra, como la llamaremos, es una joven de 20 años de edad. Estudiante de Enfermería y garzona en un restaurante capitalino, fue madre hace tres años y eligió el camino de la adopción para la vida de su hija. Hasta aquí no es algo fuera de lo común. 

Ella era un joven que no tenía claro qué hacer con su vida y que sentía no podía darle todo lo necesario a su hija para hacerla feliz. Sin embargo, al momento de darla luz, se da cuenta que nace con problemas respiratorios que, a los días, conocen que son crónicos y de un gran gasto.

La madre de Alejandra, cuenta que la decisión de la adopción fue de toda la familia, que ella era muy niña para decidir sola con mucho miedo en lo que podía pasar. La vida que ella deseaba para su hija era distinta, pero hace entrever que la joven siempre sintió que no sería así, ya que le comentaba que algo le decía que su vida tendría algo grande en un momento inesperado.

Aún sabiendo o presintiendo aquello, Alejandra sintió que la mejor opción era que una familia le diera todo lo que ella no puede. Es cuando llega a la Fundación San José, en donde sintió una acogida inmediata. Y se dio cuenta que estaba ahí no por una actitud egoísta, sino por amor a ese ser que crecía dentro y con ella.

Sin duda es eso que esperaba en su vida. Ahora vive tranquila al saber que su hija -la sigue llamando así- vive tranquila con personas que la aman y le pueden dar todo lo que necesita.